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domingo, 16 de marzo de 2008

Te cuento un bonsái -o cómo hacer una buena propuesta oral-



Había una vez un trabajo de otro bonsaísta, que al mirarlo detenidamente me movilizaba fuertemente. Lo increíble de ésta inspiración era que no me contagiaban las ganas de repetir lo que su autor había puesto en práctica, sino que despertaba en mi una sensación terrible de crítica.


Nos pasa a todos. Esa maldita forma de criticar que parece ser el peor enemigo de ésta práctica.

Por eso, después de muchas conversaciones mientras trabajamos en el taller, se me ocurrió un ejercicio (seguro que se le ocurrió a alguien antes) que tiene que ver con el diseño contado.
En mi trabajo habitual de diseñador, contar un diseño normalmente termina en desastre. La infinita cantidad de variaciones gráficas al momento de trabajar hace que sea muy difícil que el otro entienda lo que uno va a hacer. Pero en bonsái es diferente.
Cuando estamos frente a frente con una planta a punto de ser diseñada siempre empezamos por un análisis visual de elementos destacados, desde descubrir el nebari para ver su potencial, pasando por el tronco, su textura, línea, movimiento, posición de ramas, follaje, color, densidad, brotación y en el caso de que tenga, flores y frutos.
El ejercicio consta de diseñarlo verbalmente, de contar cómo se va a diseñar sin tocarlo. Es interesante ver que muchas veces es difícil explicar lo que imaginamos. En la práctica es mucho más fácil rodear estas lagunas de dudas probando diferentes opciones. Por eso, el relatar el diseño nos fuerza a un análisis previo intenso, a tratar de descubrir el recorrido de las fibras por debajo de la corteza según el nacimiento de las ramas, de relacionar vigores de masa verde para "ver" la disposición de la masa radicular.
Es como practicar lectura, se puede empezar contándonos a nosotros mismo que haríamos, y después probar con amigos o colegas. Hacerse entender refuerza los conocimientos, provoca síntesis de ideas. El análisis profundo necesita de la concentración, de una lectura sensorial. Muchas veces hemos oído de artistas en los que las manos parecieran moverse solas, seguras. Este ejercicio va para ese lado.

Posología, contraindicaciones y efectos adversos por sobre dosis: el abuso de lo hablado puede generar reacciones adversas en los que escuchan, siendo normales la adjetivación del "explicador" con palabras como: chamuyero, poeta, guitarrero, tirador de fruta o versero y en los casos más graves con palabras como payaso o engreído. Gestos y ademanes como: "que annnbre", "cualquieeeeera" o "¿qué sos maestro ahora?" también pueden ser parte de los síntomas. Todos desaparecen con sólo suspender la actividad explicadora.

2 comentarios:

JUANIMILU dijo...

?

Anónimo dijo...

...un recorrido de fibras. imágenes. palabras.
da igual...

"habilidad de cantor sin cancionero"